Tú, la mujer secreta en el poema

Humo de mis plegarias WordPress cabezal Por Óscar Vargas Duarte

Acá todos tenemos experiencia en decepciones amorosas.

 

Desde ahora he de creer en la reencarnación,
no en el karma,
solo en la reencarnación,
parece que en esta vida no estaremos juntos
como lo quiero ahora,
siendo así,
apuesto por el encuentro
y la posibilidad de estarlo en la siguiente vida.

De las muchas creencias,
unas a santos y otras a vírgenes
a dioses y semidioses,
esta me ha sorprendido,
pones la imagen de un hombre patas arriba
le pides el favor del amor
con oraciones durante nueve días.
no por absurda, por curiosa me gusta esta fe,
poner en un rito la suerte,
como quien echa fichas
en una máquina traga monedas.

Hemos vendido la cordura instintiva
a la apariencia de la imagen y los olores,
un perfume, un vestido, la sonrisa corregida,
dirán unos y otros que es la nueva era,
enamorarse de la apariencia, y luego,
hacer curso de resistencia diaria
para amar los hábitos y mañas
con los cuales cada uno ha martillado la vida.

Me aproximo a su existencia desde una canción,
una de preguntas sin respuestas acompañada de ritos
originados en el roce de las manos con las cuerdas de la guitarra.
Yo me acerco a ella
tras las hojas de una novela recién empezada,
de uno de mis escritores favoritos
en cuyas páginas parece asomarse a pedirme que la siga.
No me pongo en el borde de su piel
cuando tiendo la cama,
un delgado imposible tiembla
al pensar en juntarnos
para que las sábanas sean el lugar
donde más espero el contacto.

Par e impar
expuestos en la mesa con su indiferencia numérica,
no sus ojos ni mi boca,
no ha caído en tentación con la apuesta,
esta noche no podré hurgar en su cuerpo las caricias.

Una fiesta en mi lengua,
y hablo de las dos,
de la que habla y pone en juego las letras,
de la que húmeda desprende caricias,
un tributo litúrgico en honrosa creencia
solo estando cautivo en su piel
podré alcanzar la iluminación religiosa.

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