Hay muchos caminos posibles, yo quiero uno en el que vaya contigo

Humo de mis plegarias WordPress cabezal Por Óscar Vargas Duarte

El único extravío posible es hacia tus sueños.  Sueño contigo.

 

No me duermo, trato de encontrarte en mi desvelo.

Me doblo, me hago un nudo, una esfera, una figura diminuta, quepo exacto en tu pupila, soy tu luz.

De todas las palabras que vas a usar en tu día, guarda una para pronunciarla en la noche con mi nombre.

Es seguro que una palabra me dará paso a las regiones internas de tu geografía, dime qué palabra es y la diré silenciosamente en tu oído.

La mañana y tú son una sola, como el mar y las olas, como la playa y la arena.  En la mañana como idea de tiempo, el universo se condensa, igual en ti habita toda la existencia.

Si hubiese dejado la timidez en la casa sería diferente.  Es tan difícil cuando la timidez va conmigo. Otra vez olvidé besarte sin permiso.

Ha de tener muchos secretos la lluvia para que insista en caer, en cada gota un secreto, alguno será tuyo, yo espero bajo la lluvia hasta saberlo.

Uno de mis besos añora su libertad, tú puedes dársela.

El lugar en el que más quiero estar a solas contigo es en tu silencio.

¿Exiliado de dónde?
Si lo supiera, volvería.
¿Extranjero de dónde?
Lo he olvidado.
¿Cómo te identificas?
No sé cómo lo haría.
¿Traes algo contigo?
Nada.
El que pregunta dice:
Encuentra el amor y sabrás cuál es tu patria, el lugar del que vienes y al que volverás, también sabrás que lo traes todo contigo.

Tu cuerpo ya no te contiene, ¿dónde te busco? Tú me respondiste, búscame en tu corazón, si me encuentras ahí ya somos uno.

Lo que más me gusta de ti es tu infancia, esa actitud limpia que solo tienen los niños amparada en saber que en este instante no caben ayer ni mañana, solo el ahora.

Una mañana, tomarás mis piernas y te sentarás en ellas, jugarás con la espuma, la pondrás delicadamente y en la medida exacta sobre mi cara, luego con la cuchilla afeitarás mi barba.
Otra mañana, buscarás la tensión de mi semana de trabajo en un lugar invisible de mi espalda, llevarás tus manos entre los puntos cardinales, yo sentiré mi cuerpo como un mar en calma.
Una madrugada, te ocuparás de mis pies como los gatos saben hacerlo, harás cosquillas en la palma, tomarás rumbo hacia mis piernas para despertarme.
Una mañana, levantarás mis brazos, abrirás mis manos, y con precisión pondrás mis brazos sobre tu cuerpo para seguir durmiendo mientras te abrazo.
Un día, después de compartir la ducha, jugar a escondernos la ropa, ajustarnos el uno al otro los cordones de los zapatos, tomaremos café y veremos el sol desde la ventana.
Una mañana, sin que nos lo hayamos propuesto, será un hábito mirarte al rostro y decirte feliz día

 

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