Te recuerdo ahora,
desde una instantánea en mi memoria
extiendes tu línea visual hacia el horizonte,
ves todo, pero no a mí,
aun así, tu mano se abre hacia la mía,
no parece ceder,
no parece abarcar,
es como una apuesta por sostenerse
de la nada, en la nada.
Dibujas en el horizonte,
enumeras en él batallas de casa,
las que quieres ganar,
las que estás dispuesta a perder.
Enrollo el hilo de la memoria,
lo traigo de vuelta a la mesa,
una porción más para abrir el apetito,
engañar con instantáneas la intuición
y creerte próxima en un encuentro.