Viaje a la mujer que me gusta

Humo de mis plegarias WordPress cabezal Por Óscar Vargas Duarte

Todos los viajes son sin tiquete de regreso, nunca vuelves al lugar del cual partiste.

Te gusta jugar con los números y el alfabeto, en una cinta de enmascarar de color blanco pones una línea con las letras del abecedario, excepto donde van las que componen tu nombre, ahí no pones nada, y cuando lo haces incluyes un número, unas veces es tu edad, otras el día de tu nacimiento. A veces utilizas esa misma cinta y pones en ellas los días de la semana, la dejas en la puerta de la nevera y como si se tratase del canal del clima, escribes, sol, lluvia, tiempo seco, luna, “Tú”, y cuando pone «Tú» te refieres a ti misma, a nadie más. En general, el día en que está marcado con «Tú» es cuando vas a la peluquería. Una joven de tu edad te maquilla las uñas después de hacer masajes en tus manos, usan los colores que tú escoges, los que van con el color de la ropa que usarás los días siguientes.

Tienes por afición mirar las placas de los autos, sumas los tres últimos números, como quien juega al ‘Blackjack’, el cero es un diez, el uno es un once o un uno, los sumas, si la suma da 21 ganas, si se pasa, pierden unos imaginarios jugadores a los cuales les cobrarás en otra vida cada deuda que han adquirido contigo. No es una manía, es solamente una manera de impedir que la mente se desborde en otro tipo de pensamientos o también para evitar conversaciones inesperadas con los compañeros de viaje. No lo sabes, tú sumas haciendo las cuentas mencionando los números en voz baja, sin que lo sepas, tus compañeros de viaje creen que hablas sola.

Te gusta el poema de Octavio Paz, «Prueba»: «Si el hombre es polvo esos que andan por el llano son hombres». Sobre ese poema, cuando hablas de poesía conmigo te gusta jugar y dices, ‘Si la mujer es poema esos libros en la librería están llenos de mujeres’, luego sueles pedirme que pase a rescatar alguna, y que de las que tengo en mi biblioteca sin leer haga el favor de leerlas en voz alta para liberarlas del papel. No te atreves a señalar poetas en particular porque te gusta la poesía sin la pedantería de los poetas que quieren ser mencionados y hacerse un nombre antes que compartir la palabra con todos.

Utilizas audífonos para escuchar música, y también los utilizas para limitar el ruido que está a tu alrededor, crees firmemente que las personas son más respetuosas del espacio de las otras cuando las ven con unos audífonos puestos, entonces los dejas conectados en tus oídos sin que muchas veces estés escuchando música alguna. Cuando notas que te están mirando sientes que la timidez te desborda, sueles sonreír sin saber para qué o para quién, de esa manera sientes que compensas su timidez y no se te nota en las mejillas que se sonrojan cuando te miran

La mayoría de las noches te desprendes de la ropa de abajo hacia arriba, y te apropias de ella en la mañana de arriba hacia abajo. No es una regla, no te gustan las costumbres que parecen una estética del comportamiento, no es una regla, pero parece que cada día repites esos movimientos para darle uso a tus prendas.

No, no te muerdes las uñas, solo conectas la sensibilidad en la yema de los dedos con la de tus labios.

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