«Cualquier decisión que tomes es importante, impacta en el mundo»
Estuve a punto de preguntarle si me amaba, y ella presintiendo mi pregunta, extendió un túnel desde sus ojos y lo acompañó sin música en su boca, un silencio desteñido que solo animaba a extinguirse por muerte súbita.
Son apenas las cuatro de la tarde, nos indican que están cerrando el bar, debemos retirarnos, me quedo con las preguntas sin poder consumirlas, me quedo con la cerveza con el vaso medio vacío de aire.
Cierran el bar, es extraño, siempre está abierto hasta el final de la noche, para el barman la noche termina a las cuatro de la mañana, y eso, por encima de la ley que solo les permite estar abierto hasta la dos de la madrugada.
Es un hombre con el amanecer en los ojos, no es por el brillo, una media luna le atraviesa la pupila negra, una algarabía de aves hace lo mismo con los ojos. Cuatro de la tarde, las cervezas no alcanzan a caer en combate, no han sufrido misericordia o guerra alguna, no se paga lo que no se ha tomado, eso dice el que está limpiando las mesas.
Le preguntamos al portero del bar y este nos dice:
— Los bares están cerrando porque los envidiosos quieren a las bonitas solo para ellos, aquí está pasando eso, los que no se sienten bien amados por ellas lanzan dardos de venganza contra quienes lo logran, aquí está pasando eso. Hay quienes el amor se les va metiendo en los huesos sin darse cuenta, tardan en notarlo, se les nota la incomodidad, y sin embargo no saben qué hacer ante esos casos, tratan de estar atentos a sus propias escaleras internas sin lograrlo, se les ve que todo los conduce en una migración obligada hacia el otro, se les nota que el amor les llega con el calcio a los huesos, y se levantan heridos, como si la circunstancia los estuviera consumiendo.
…
— El hombre responsable de la salubridad de los comercios ha estado aquí, encontró a su novia besándose con el barman, un asunto de trámite para él, un asunto de liberalidad para ella, así, al verlos, desbordado de la envidia ha decidido hacer una revisión de todo el lugar, al no encontrar fallas que atenten contra la salubridad pública le ha dicho al hombre que los atiende desde detrás de la barra, tienes la boca plagada de besos inopinados en la voz de mujeres ajenas, eso no está permitido por el canon religioso, que por hoy y mientras me sirva, es también el de la salud pública.
Damos una vuelta por el barrio mientras conversamos, reconocemos una calle y la seguimos, ya sin preguntas incómodas, ella va diciéndome sin que yo esté esperando una respuesta, soy de arena, el mar va a consumirme, soy de tinta, el agua sobre el papel va a borrarme, al pasar a la siguiente página ya no estarán mis palabras, te digo esto para que sepas, solo somos un instante, y quienes aman quieren todo para siempre.