Quiero lo que soy, lo que tú eres, lo que somos al estar juntos

Humo de mis plegarias WordPress cabezal Por Óscar Vargas Duarte

Yo quería ser Bobby Fischer, el mejor ajedrecista en su tiempo, jugar una partida de ajedrez excepcional demostrando con ello ser un genio, superar a quienes estaban en los primeros lugares, recorrer en un segundo cientos de movimientos, recordar las aperturas de miles de partidas y escoger una nueva con la cual llegar al jaque mate, pero la genialidad requiere un poco de locura y yo no quería volverme tan loco.

Yo quería ser Jacques Cousteau, apreciar por primera vez las especies acuáticas, y filmarlas para contar una tras otra historias marítimas, ir hasta los polos, descender por las olas, dormir debajo de la noche oscura sabiendo que solo el mar era igual de oscuro, pero yo no quería meterme en lo profundo sin tener donde sostenerme, no tengo alma de agua, inequívocamente soy de tierra, me faltan el aire de las montañas y el sentido de firmeza que puede darme la tierra.

Yo quería ser Mohamed Ali, sostener una pelea a doce rounds y mover los brazos tan rápido como la mariposa sus alas, y al tiempo golpear el rostro del contrincante, mantener la gallardía en las piernas con la firmeza de quien debe sostener en sus hombros el mundo, ganar por nocaut al oponente, ganarle por puntos, pero no quise nunca levantarme a diario a los entrenamientos para ser endurecido por un sparring que quiera romperme el rostro.

Yo quería ser Carl Sagan, hacer una narración sobre el cosmos, hablar con prontitud y profundidad de la naturaleza del universo, charlar de astronomía con el oído de todos atento, extenderme con las palabras sobre el origen de la vida, jugármela con una teoría acerca del todo, y sostenerla con buenos argumentos, pero una sensación de fragilidad me consumía al pensar en el espacio cósmico, sin aire, sin gravedad, en medio de tanto vacío.

Yo quería ser Albert Einstein, ver mi rostro en los libros de física, ser apreciado por mi inteligencia y poder explorar en un laboratorio teorías inéditas, estar en el aula mayor y ser el conferencista al que todos le creen, yo quería expresar con una fórmula un momento de la naturaleza digno de escribirse en todos los libros de historia, pero una tristeza sin límite me hizo sucumbir a este deseo cuando leí también en qué estaba basada la física de las bombas atómicas.

Yo quería ser Pelé, ser el campeón de varios mundiales de fútbol, ganar el mundial siendo la figura más sobresaliente de mi equipo, alzar con los brazos abiertos la bandera de mi país para sentirme orgulloso de ganar por ellos la copa más codiciada del mundo, sin embargo, mi pierna derecha, igual la izquierda, tiene una habilidad contraria a la necesaria para regatear, hacer un pase o disparar con exactitud a la portería.

No siempre recuerdo con exactitud todos mis deseos, tampoco el rumbo que tuvieron, en donde quedaron perdidos, a cuál precipicio empecé a temerle y no me lancé a él para que por medio de un acto de fe pudiese superarlo.

Ahora soy este, estoy aquí, he puesto mi firma en mis actos, no para ir a la luna ni ser el conductor de la serie más vista en su momento, no para aparecer como el mejor boxeador de todos los tiempos o tener la fama del más famoso de los físicos, no para ser el campeón de ajedrez o de fútbol.

Soy este, estoy aquí, y una suerte de fortuna me ha tocado al estar aquí compartiendo contigo lo que soy, lo que tú eres, lo que somos al estar juntos.

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