Hace unos días el Premio de Literatura más importante en lengua portuguesa, el Premio Camoens, fue otorgado a uno de los más grandes compositores de música popular brasileña: Chico Buarque. La noticia es tan grata y sorpresiva como si el Premio Cervantes los recibiera:_______ (eliga usted Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez o Joaquín Sabina… o el que usted considere pertinente).

Enfatizo lo de compositor, porque pertenece a esa sublime casta de músicos que son poetas en el papel y en las bocinas, separada y simultáneamente, y además son galardonados por las altas esferas de esa casi intocable cofradía de la “alta literatura”. Me refiero a Bob Dylan y a Leonard Cohen, con premios insuperables como el Nobel y el Príncipe de Asturias. A esa lista sumaría, sin dudar, a José Cruz, Jaime López, Serge Gainsbourg; o con aquellos que en el corazón de la gente reflejan el espíritu de un pueblo: José Alfredo, Agustín Lara, Paul McCartney, Caetano Veloso…
Con más de 50 años de carrera, Buarque tiene también la casta de la inteligencia política en su militancia. Tuvo que salir exiliado de un régimen represor por su propio bien. La denuncia de sus canciones lo hermanó a una casta de músicos militantes (probablemente con una influencia inmediata y mediáticamente mucho más importante que la de los escritores “formales” con esa misma militancia). Y digo «músicos militantes» para distinguirlos de la “canción de protesta”, armados sólo de su guitarra y su verbo y con mucho menos sofisticación musical.
Esta casta de músicos militantes incluye a Víctor Jara, John Lennon (espiados por la CIA, por sólo poner un hecho categórico), Serrat, Silvio (del lado político-histórico mucho más polémico que los anteriores), Joan Baez, Miriam Makeba, Brenda Fassie, Rachid Taha, entre tantos otros.

Después de toda esta retahíla de datos, me parece esencial señalar la confluencia de poesía con música, como en los orígenes mismos de eso que ahora llamamos literatura. Artista o mensajeros o poetas o sacerdotes o historiadores o entretainers que nacieron en la historia de la humanidad como aedos, rapsodas, griots, trovadores, romanceros… Brasil, está cantando y bailando de gusto por el premio.
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