La tala clandestina, la falta de atención del gobierno estatal y la irresponsabilidad del gobierno federal se combinaron este día con las fuertes lluvias creando un cóctel tenebroso que inundó carreteras, destruyó tuberías de agua y puso en riesgo la vida de cientos de personas de la zona limítrofe entre el Estado de Morelos y el Estado de México. De manera especial resultaron afectadas comunidades del municipio de Ocuilan y arboles deforestados bloquearon por muchas horas la carretera Estado de México-Cuernavaca, por la región de Chalma.
Cientos de árboles, tal vez miles, terminaron bloqueando la carretera. Las comunidades de Mexicapa, Tlatempa y Ahuatenco, municipio de Ocuilán, son las más afectadas. Entre troncos y deslaves terminaron por destruir la red de agua potable y por ello en este momento las mencionadas comunidades carecen de agua.
El presidente municipal de Ocuilán, Felix Alberto Linares, se trasladó al lugar de los hechos y aún en medio de la lluvia encabezó a un grupo de ciudadanos y trabajadores del Ayuntamiento para iniciar los trabajos de control de daños y que la desgracia no se convirtiera en pérdida de vidas humanas.
El alcalde hizo un fuerte llamado a las autoridades federales y estatales para que intervengan más en el control de los tala-montes. La desgracia está relacionada con el fenómeno natural de las lluvias, dijo, pero la gravedad del problema se debe más a la industria negra de tala-montes que están causando una de las peores desgracias ecológicas del centro del país.

Después de horas de trabajo se logró retirar los troncos de las carreteras de la zona, pero el peligro sigue latente. El presidente municipal de Ocuilán hizo un llamado al gobierno Federal y Estatal para respaldar la región pues la situación antes de mejorar solamente amenaza con empeorar.
