Pese a quien le pese, Encinas está en la batalla electoral mexiquense

Por Edmundo Cancino.

En los próximos meses sabremos el nombre del candidato o candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México. Digan lo que digan y pese a quien le pese, Alejandro Encinas está en la primera línea y caminando no nada más para ser el candidato de Morena, sino para ser el gobernador que termine con la dictadura creada desde hace más de 70 años por Isidro Fabela bajo las siglas del PRI.

Y decimos «pese a quien le pese» porque de una forma burda grupos de burócratas dentro de Morena han querido alentar la falsa idea de que Alejandro Encinas no quiere ser candidato o no está apuntado en la lista.

No es la realidad, se trata más bien de un deseo de quienes no lo quieren ver en la boleta, de quienes le temen. Esa falsa idea de que a Encinas «no le interesa» es retomada y promovida desde el PRI, temerosos de enfrentar a un candidato triunfador. Para el grupo Atlacomulco Encinas representa un factor de unidad de millones de mexiquenses.

El grupo Atlacomulco sabe a la perfección que el PRI ya no puede crecer, como dicen en el argot electoral: ya no da para más. En todo el territorio su caída se volvió ya hasta de usos y costumbres. Y por eso, como saben que no pueden crecer, los priistas le apuestan a otra estrategia: desarticular al opositor, dividir al adversario, mermar a Morena en todos los frentes: el partido, el Congreso y los ayuntamientos. No es más que el viejo y gastado truco de «divide y vencerás». No les queda otra.

Vale la pena preguntar: ¿Cuál es la causa por la cual Alejandro Encinas no expresa abiertamente sus postura? Y la respuesta es muy sencilla y solo los necios no la quieren ver: por su responsabilidad con la sensible tarea que se le encomendó: trabajar a favor de los Derechos Humanos.

No hay en este momento en todo el país, y en el Estado de México, quien conozca mejor que Alejandro el problema de inseguridad y su triste efecto en las familias, en los negocios. En el día a día de su actual tarea, se ve envuelto en un terreno a donde van a parar las dramáticas consecuencias de malos gobiernos, de la corrupción del poder y de la desviación humana. Trabaja en un campo minado, rodeado de decenas de miles de historias dramáticas. Su trabajo lo desempeña en un terreno de enorme dolor, exactamente el lugar en donde sangra la república.

Nos han dicho quienes lo respaldan que no es, para fortuna del Estado de México, el político que llegará al poder bajo el principio de quítate tú porque me toca. Baste conocer su pasado y verle en persona para saber que la soberbia no es lo suyo. Pero tampoco la inocencia o la complacencia. Llegará al poder para reafirmar la presencia en el Estado de México de los pensamientos y acciones que recorren el país bajo la ideología de Morena. Pero aparte tiene su propia historia, su lucha de años en el Estado de México. No nada más es una persona con carisma electoral, sino también con proyecto, programa y experiencia. Sabe de la importancia que el territorio mexiquense tiene para la estabilidad nacional: en industria, en comercio, en servicios, en campo, en movimientos de los trabajadores.

Por ello tiene la sensibilidad suficiente para no medrar con el dolor. Y en ese contexto, es una canallada que adversarios políticos, que debieran tener un mínimo de decencia, anden por todos lados gritando que no tiene ningún interés en participar. Lo que a Alejandro tiene es prudencia, respeto a su trabajo. Y en ese sentido, nada más viene haciendo lo que la ciudadanía le pide a todo gobernante: sin descuidar lo tuyo dedícate a sacar adelante la tarea que se te encomendó.

Otros no pueden decir lo mismo. Han usado sus cargos y el poder para una descarada autopromoción y la creación de discursos falsos. Han usado lo que el pueblo les dio para crear una burocracia electoral. Se han prestado para frenar y desarticular a las bases de Morena. Crean su propia idea de triunfalismo, pero no convocan a Congresos, a consejos y asambleas de Morena. Por cuidar sus ambiciones han promovido la pérdida de la mayoría constitucional en el Congreso Estatal. Han pactado la rendición de Morena. Hoy si, y mañana también, los rapaces se han dedicado a mediatizar a Morena; a destruir su institucionalidad para substituirlo por una burocracia de casta a la cual se han doblegado muchos alcaldes y diputados electos, pero, se aclara, no las bases, no la militancia y mucho menos los electores. El tiempo de canallas debe terminar. El control burocrático de Morena para administrar candidaturas es una vileza.

En medio del ruido generado por la burocracia partidista, la militancia de Morena en el Estado de México no se chupa el dedo. Comprende la situación en la cual se encuentra Alejandro. Sabe a la perfección que Alejandro no puede, pero sobre todo «no debe» dedicar un segundo a la proyección de su carrera y la autopromoción.

Pero esa militancia también sabe que, si bien Alejando no puede, ellos, la militancia, si están condiciones de trabajar. Por eso en todos lados del Estado de México miles de militantes discuten cómo armar una estructura electoral para organizar un movimiento que plante cara a los adversarios. Un movimiento que unifique Morena del Estado de México. Si el adversario quiere mediatizar, entonces a trabajar; si el adversario quiere desorganizar, entonces a organizar. Decían los abuelos: Para la yerba, contra yerba. Si con trucos legaloides han desarticulado a Morena, pues entonces con trabajo organizativo, desde abajo, la militancia se restructura.

Es una militancia dolida por una burocracia ambiciosa. Lastimada, cierto, pero con la experiencia para revertir las condiciones. Una militancia que identifica al adversario externo y al canalla interno. Y lo está haciendo no distrito por distrito, no municipio por municipio. Hasta donde sabemos y hemos podido testificar lo está haciendo sección por sección. No en reuniones de privilegiados, sino en asambleas de militantes. Restructurando la fuerza de abajo hacia arriba. Como debe ser. Hay tiempo suficiente. Solo los inocentes (algunos les dicen peor) pueden pensar que esta militancia carece de conocimientos, estrategia, trabajo y proyecto. No se olvide, es la misma militancia que llevó al poder a AMLO.