La legislación electoral del Estado de México es de las más inútiles y absurdas. Una prueba de ello es la etapa de «intercampañas» cuya interpretación real es que nadie se puede mover para buscar votos, alentar debates o promover la discusión de las plataformas de gobierno con las cuales las candidatas pretenden gobernar el Estado de México.

La etapa de intercampañas dura del 13 de febrero al 2 de abril. Durante ese tiempo las candidatas (os) de los partidos políticos no pueden hacer nada más que reuniones para mirarse la cara temerosos de que los graven. La famosa etapa de intercampañas no es más que la prohibición de hacer campaña. Ese debiera ser su nombre real.

Vea el lector: las precandidatas se la pasan todo el tiempo aspirando a ser candidatas. Y ya que son candidatas la ley no les permite hacer campaña sino les dice te vas a tu casa, te encierras en tu oficina y si pides el voto te sancionamos retirando tú derecho a ser elegible.

La sociedad gasta un dineral en la realización de campañas y durante varias semanas el proceso político consiste en no hacer nada.

Por el amor de Dios, basta de leyes ridículas. Dejemos que las aspirantes compitan por el voto de la ciudadanía. Dejemos que la voluntad popular decida quién debe gobernar y evitemos que una normatividad represiva frene la natural competencia política que se da en la democracia.

Claro detrás de esta legislación se esconden las mañas de los manipuladores de la democracia. No es casualidad que los tiempos electorales se acorten. Pero de eso se hablará en otra oportunidad.

Hasta la cabeza duele cuando mira uno a diputadas y diputados, así como a autoridades electorales decir que tenemos una de las mejores legislaciones. pfff…

Nota: las precampañas terminan el domingo. Para todos los ciudadanos y ciudadanas es todo un misterio saber ¿quién será la candidata de Morena y del PRI? Con eso de que en Morena nada más se registró Delfina y en el PRI Alejandra se tienen dudas de quien puede ganar la etapa de precampaña en esos partidos. ¿qué democracia? ¿qué democracia? Es ridículo ver cómo la ley obliga a políticas y políticos a hacer teatro. Parafraseando a un latino: la ley es ridícula, pero es la ley.

Columna Cuentos y Cuentas. Escribe Edmundo Cancino