
Jorge Pérez, hasta la izquierda en la parte superior, en la fotografía de arranque del gabinete haya por el año 2017.
Horacio Duarte se anotó un logro político al conseguir que Alfredo del Mazo entregará en bandeja de plata la cabeza del coordinador de Comunicación Social, Jorge Pérez Zamudio, quien horas antes había sido denunciado por el morenista de orquestar una campaña de desprestigio en contra de la candidata Delfina Gómez. Nadie le dijo a Pérez Zamudio que nunca se escupe para arriba.
Pérez Zamudio fue uno de los personajes de más confianza y cercanía de Alfredo del Mazo. Lo acompañó en el gobierno mexiquense desde el principio. Su salida se hizo bajo las mismas reglas de comunicación que siguió durante más de cinco años. Es decir, se fue sin dar explicaciones, justificaciones y no dio la cara a los periodistas para decir qué hizo y por qué desde arriba le pidieron su renuncia. Porque es claro que Pérez Zamudio no renunció, sino lo renunciaron.
Lo cierto es que para pedirle su renuncia Del Mazo no necesitaba como justificación la denuncia de Morena en el sentido de que Pérez Zamudio había creado una campaña para denostar a la maestra Delfina. Lo pudo haber corrido por ineficiente pues si alguna dependencia se caracterizó por sus torpezas fue precisamente el área de comunicación. Del Mazo es uno de los gobernadores mexiquenses con la peor imagen.
La ineficiencia de Pérez Zamudio es tal que con todo y los millones y millones de pesos a su disposición no fue capaz ni de hacer las cosas bien ni de hacer las cosas mal. El modo como se puso la soga al cuello es una prueba clara de que ni para las cochinadas servía.
Horacio Duarte hizo la denuncia en una conferencia de prensa. Por la noche alguien le pidió la renuncia a Zamudio y todo fue comunicado a través de la Secretaria de Gobierno del Estado de México.
Habrá que ver si las cosas quedan ahí, o Duarte insiste en presentar la denuncia ante la FEPADE. De quererla hacer no tendrá muchas complicaciones y le bastaría usar el inocente comunicado de la Secretaria de Gobierno mexiquense que por su redacción no es más que un «mea culpa».
Pero en fin, dejo un último tema sobre la mesa: por el modo en que se dieron las cosas, es muy probable que exista una mesa de diálogo en la cual se sientan los más encumbrados personajes a ponerse de acuerdo.
Columna Cuentos y cuentas. Escribe Edmundo Cancino