Zoológicos
No me gustan los zoológicos:
sus animales enjaulados,
la mirada de quien los observa.
Como ellos hay muchos dentro de mí
sin posibilidad de libertad alguna,
unos, ante su falsa domesticación
prefiero sostenerlos tras la reja,
no quiero verlos a salir,
y hacerme un desaceptado,
otros porque adolecen de esclavitud
quieren la libertad de la cima,
la domesticación social no me preparó para eso.
No me gustan los zoológicos,
quienes los visitan pretenden una altura superior,
una satisfacción por ser el asta izada de la inteligencia,
así me miran quienes se ocupan de la crítica,
de criticar mis internas afecciones,
mis dolidas quejas,
ellos creen que la raíz profunda de mis pensamientos,
los sentimientos pegados a los huesos
son huéspedes enfermando mis actos.
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No cabes en la copa de tequila,
en el bar han puesto una botella.
No cabes dentro de las venas,
rompo una,
dejo salir la sangre,
hago espacio para que quepas.
Desacuerdos propios
Tú viajas sin la noche en la maleta,
has dejado el día empeñado en el vidrio de una vitrina,
abarcaste un puerto con mirada sincera
y decidiste no llegar a la meta.
No usas el verbo bordar para referirte al movimiento de la arena,
traes en el ombligo mugre aún después de la ducha,
reconoces cicatrices mínimas o extensas sobre tu piel
aunque no recuerdas el origen de las mismas.
Irrumpes con aplausos y gritos ante un gol,
agitas las manos alejando la sombra que te sigue
y la espantas hasta que deja pasar la luz hacia tus ojos,
pides un café, lo bebes sin quemarte los labios,
sonríes, la sonrisa es la bandera en tu patria,
nunca callas porque tu voz habla en silencio.
Tú, si no tienes idea de qué te estoy hablando,
debes saber entonces, que yo tampoco lo sabría.